07 diciembre, 2006

Más sabe la gorda por gorda que por vieja

Todos conocemos a una gorda.
Todos la vemos y nos regodeamos, horrorizamos, simpatizamos o compadecemos.
Todos le decimos: "Te ves muy bien, estás bajando de peso".
Todos le vemos la panza y no nos fijamos en nuestras lonjas.
En este mundo lleno de anoréxicas y anoréxicos (verdad Flack) el peor pecado parece ser la obesidad, pero lo que no vemos es que todos llevamos una gorda dentro.
Y no me refiero a una de chicharrón, sino a la personalidad de esas adiposas criaturas que pueblan la faz de la tierra y que están estratégicamente diseminadas en cada salón de clases, oficina, estética y casa del mundo.
Pero, ¿qué es una gorda? Una gorda puede ser casi cualquier cosa, pero nunca pasa desapercibida, porque es escandalosa, bullanguera, amiguera, su risa incomoda y su ropa pide a gritos un relevo, porque sus costuras luchan para no separarse y sus botones amenazan con sacar más de un ojo si sueltan sus amarres.
Una gorda es una vieja mal hablada, capaz de liarse a golpes con un microbusero o de pelearse en cualquier restaurante con un mesero, porque su sopa estaba medio grado más fría o porque la salsa verde se ve muy pálida.
Una gorda bebe como cosaco y termina bautizando el baño al estilo Linda Blair, luego de haber pasado lista para bailar con cada chango que encontró en la fiesta. Cuando le pasa esto, que no es muy seguido, termina acostada, roncando boca arriba en la cama del niño de la casa o de la abuelita. Lo más seguro es que nunca lo vuelva a hacer, pero será su cruz porque todo el mundo se lo recordará mientras viva.
La gorda no se siente gorda, está "llenita". La gorda odia a las gordas y no se reconoce, por lo menos no en público, aunque siempre hay un momento de flaqueza (que no de flacura) en el que se desarma ante algunas amigas y acaba llorando su desgracia.
La gorda es coqueta y donde pone el ojo pone la bala. Una gorda enamorada se lanza con todo. Cuidado con tomarse unas chelas de más si una gorda te persigue, porque en una de esas amaneces con un pernil de 45 kilos cruzando tu cintura y queriéndote morir.
Ser una gorda no es tener 20 kilos de más, es una forma de vida. Ser una gorda no es una condición femenina únicamente, es una forma de pensar de todos los sexos. Ser una gorda no es algo necesariamente permanente, es algo que puede atacarte de repente y quedarse para siempre o irse de inmediato, es como el Mr. Hyde que se apodera sin aviso del Dr. Jekyll.
Pero, la gorda sabe ser amiga. Quién no ha tenido una amiga rechonchita, que es la perfecta confidente, que trata de ayudarte para que te ligues a la "buena", que entrega tus cartitas de amor, pero para la que muchas veces eres el amor platónico.
Por eso, la gorda también sufre en silencio. Cuando no te das cuenta que te quiere y que la onda de ser amiga es para que te des cuenta que es lo máximo.
Luego viene la transformación de la gorda en un terrible y sanguinario ser, porque una gorda herida es peor que Norman Schwartzkopf en la Tormenta del Desierto. La gorda es rencorosa y calculadora, porque pasa de echarte porras a decirle a la "buena" (a la que te gusta), que no vales la pena, le cuenta aquella lamentable confesión (que eres vírgen y tu mamá no te deja salir después de las 11) que le hiciste pensando que era tu amiga. Total, se encarga de que nunca le toques un pelo a la que te mueve el tapete.
Hay muchos hombres que se portan como gordas, que conspiran como tales, que se les salen carcajadas demenciales y fuera de lugar como a la grasosas mujercitas.
Aquél que se sube al camión y que al pasar entre dos empuja, es una gorda de camión.
Aquél que arma una argüende porque su amigo se fue a cenar con otro amigo, es una vil gorda de lavadero (¿o no Leal?).
Aquél que se avienta tres memelas y dos alambres con coca light (ahí vamos muchos) es una gorda "de la boca chiquita".
Aquél que llega diciendo "no quiero intrigar, pero no viste que fulanito se equivocó en tal cosa y nadie le dijo nada, digo, a mí me no me importa, perro no se vale que cuando yo me equivoco mí me hayas dicho algo), ése es una gorda intrigosa.
En fin, de gordas se pueden escribir más libros que de Maradona (que es una gorda yunkie y reincidente), pero lo importante es darte cuenta cuando el espíritu de la gorda te poseé, y una de dos te dejas llevar y cotilleas como gorda, o te reprimes y te inscribes a Gordas Anónimas.

PD: Cualquier parecido no especificado en este texto con una persona de la vida real o que por lo menos parece ser real y anda cerca de nosotros es pura coincidencia y el autor no se hace responsable por demandas reclamando derechos o regalías.

Simpatía por el débil o Américo hará lo que no hizo el América

No es que me dé coraje que las Chivas estén en la Final del Apertura 2006, pero la verdad prefiero mil veces que sea campeón el Toluca.
¿Por qué? No es porque le vaya al América, porque los que me conocen saben que me da lo mismo si el América es campeón o si no califica a Liguilla o si juega con 6 o 12 delanteros.
El problema con las Chivas es que la sobre exposición en los medios (en la cual yo llevo una parte) los ha hecho, o a lo mejor ya lo eran pero no lo sabíamos, seres odiosos.
El Santo Oswaldo que se la pasa mentando madres y "jugando" para la cámara y la tribuna, y jugando es un decir, porque es un futbolista tribunero que magnifíca sus intervenciones y que "todo el mundo" quiere. ¡Chale! Esa bondad casi panfletaria me da mucha hueva, ¡este hombre es más bueno que Erika Buenfil!
Luego, no sé por qué, debo reconocerlo, ese Ramoncito me parece de circo. Un enano que creció y lo corrieron del Atayde. Juega bien, sí, pero es en sí mismo una piedrita en el hígado.
Así podría seguir hablando de Reynoso (que si no es bien pedote, que desperdicio de cara), de lo ridículo del nombre del Jonny (o como lo escriba), o hasta de las zurrantes celebraciones de Omarcito, y de paso decir que el "Bofo" me cae rebien porque me parece un ser casi disfuncional, que por otro lado es un jugadorazo.
Pero bueno, eso es sólo mi hígado con boca que suelta lo que secreta sin tapujos, pero lo que realmente me hace preferir al Diablo, es, primero mi oscura "simpatía por el débil y por el devil" que viene de lo que se ve y se oye últimamente sobre esta serie final.
Primero, ¿quién quiere ver que Vergara diga que este título, es el primer paso para hacer un estadio en Marte, porque ya hay agua allá y la va a embotellar para hacer Omniwater marciana, y que hará sus Chivas-Marte?. Puras chairas mentales, además de que es el peor ganador que hay en el mundo un anti-classy-guy. Cero elegancia.
Segundo, no falta el terrestre que argumenta que el momento político de este país requiere de un título chiva, que ello hará que la polarización política, creada ya sea por la campaña de desprestigio de Calderón o la boca floja de AMLO, se vuelva amor y paz entre los hombres de buena voluntad, y todos volveremos a ser hermanos. Sinceramente eso se me hace más iluso y de hueva que el "Mundo de Kolitas".
¿Quién les dijo que 100 por ciento de este país es Chiva?, ¿hay de verdad quien piense que ese equipo a rayas representa los más altos valores mexicanos? Cuando mucho representa una tradición centenaria de arrastre nacional, pero que se polariza con la otra parte que de plano no los quiere, por lo que veo muy improbable que su título haga que los diputados del PRD y del PAN voten por unanimidad el presupuesto de egresos de Calderón.
Tercero, por el momento estoy más preocupado porque aparezcan en mi casa los 3 mil 700 pesos que extraviamos y que no nos permiten pagar la colegiatura y terapia de Darío, que en la trascendencia del Rebaño Sagrado. En pocas palabras me urge más llegar al Final de quincena, que llegar al Final del Apertura.
Cuarto y último, me late que Toluca puede poner un candado Gallego al ataque chiva. Sé que a mi trabajo y a todos los medios, les conviene y vende mucho más un título chiva, porque al Toluca sólo lo van a ver sus esposas y eso cuando juegan contra equipos grandes, pero me late el Diablo, no sé por qué. Creo que Américo hará lo que no hizo el América: poner en su lugar a Omarcito y compañía.