25 abril, 2007

Hace un año

Y llegó el día en que decidí que 12 años 7 meses y 20 días eran suficientes para mí.
Ese día me lo escogí yo, pero me lo marcó un notario el 25 de abril del 2006 para firmar escrituras. El mismo día en que me embarqué por un departamento para mi familia, ese día dejé Reforma para siempre.
Hoy curiosamente, ahora en otro día que escogí yo, sólo que ahora apurado por la fecha límite para la declaración anual de personas físicas en el año fiscal 2006, volví a Reforma sólo por unos segundos y para recoger mi comprobante de percepciones.
He de reconocer que el simple hecho de pensar en volver a pisar ese edificio de falsa cantera rosa, donde doña Wawis cometió algunos de los más catastróficos pecados arquitectónicos de los últimos 15 años (no lo digo yo, que al fin y al cabo no soy Barragán para opinar sobre arquitectura, lo dijo Guillermo Tovar y de Teresa, ex cronista de la ciudad, cuando vio la combinación colonial, prehispánica y barroca, rematada con dos discretos atlantes de Tula de cinco metros de alto que vigilaban la redacción, y también un tímido calendario azteca que dominaba la microplaza desde lo alto, pegado al domo, exhibiendo con altivez sus tres y medio metros de diámetro). Sólo de pensar eso me daba urticaria.
Pero finalmente no me dio sarna ni nada parecido, al contrario, pude ver lo que me gustaba más, y al final, lo único que me tenía ahí: mis amigos.
Encontré caras que me vieron con cariño. Desaparecieron las apocalípticas visiones de los discursos de aniversario de Junco, acompañadas con un lonchibón. También se fue Catón queriéndole hacer al cómico, la interminable y tacaña rifa con el humor (si es que a eso se le puede llamar humor) tan uruguayamente insípido de Homero, los improvisados maestros de ceremonias (todos unos lametraseros), el imbécil de Castaño haciéndola de mimo (el maestro de todos los lameculos del mundo) y los reconocimientos de antigüedad que nunca decían "por 10 años de trabajo" si no algo como "por su ayuda incondicional a este diario" (suena más poético, pero es para que no uses el pergaminito en la demanda de despido injustificado como prueba del tiempo que dejaste embarrados los ojos en esas computadoras).
Por un momento, antes de que bajara Patricia Ledezma con mis documentos, en la prerecepción, en esa que sólo ocupan los del Pane en Vía y el señor de los jugos, porque les (nos) está vedado ir más allá, sonreí al acordarme de cierto sujeto que no mencionaré porque podría cobrarme derechos Hanna Barbera por lucrar con uno de los Flinstones o porque Sabritas y todos las papas fritas se podrían sentir. Ese personaje, regio, por supuesto, y soberbio como pocos, de repente se acercaba a la computadora de mi buen amigo Kik, donde el proyecto de portada relucía, entonces sin más ni más y como quien cree que de su boca saldría un E=mc2, decía frecuentemente: "voy a decir una pendejada, no me hagan caso, pero, ¿qué tal si ponemos de portada...?", y acto seguido como si tratara de una profecía, no de esas de Nostradamus que nunca se cumplen, sino como del Madden 07, la pendejada brotaba y se materializaba en una "bonita" portada.
¡Qué honestidad!, ¡qué oportunidad!, ¡qué humildad! Nunca nos falló, lo decía y lo cumplía. Esta práctica del mencionado personaje que patentó un "Nooooo mameeees, dónde estamos" en un agudo regio que a manera de falsete habría envidiado Miguel Aceves Mejía, dejó escuela y no faltaba algún rubio amigo (que no es mi 'Patitas', sino un rubio por güero) que también se animaba a seguir a su pastor con la proverbial "a ver, voy a decir una pendejada..."
En fin, ya lo dice aquella máxima de la vida, algunos tendemos a subir y otros suben a tender.
El policía de la entrada, que se portó muy amable, se me quedaba viendo como diciendo: "de qué se ríe este güey", mientras entre saludo y saludo con los ex compñaeros, mi urticaria se convirtió en un buen momento.
Y así podría seguirme con buenas y malas experiencias, más las buenas, pero no tan cotorreables como las amargas, que a la distancia se transforman en sonrisas (claro, porque yo ya no tengo que padecer al sincerote, dirán algunos).
Lo bueno de haber estado en Reforma fue que de mis jefes (Andrés, Alex, Yicha, Jaime y hasta Ernesto) y mis compañeros (los de la generación primigenia, esos trilobites con grabadora: Tapia, Luna, Chuy, Padilla, Pablo, Quispe, el Bull, Alejandro González, Martha Isela, la Sra. Gudiño, Laurita Ramos y por supuesto la Beni) aprendí muchísimo más de lo que alcanzo a darme cuenta si lo pienso de una sola vez, porque lo que sé ahora se lo debo a ellos y sale cada día en mi trabajo.
También a los que llegaron después fueron un agasajo, porque además de todo nos divertimos mucho. El Sr. Colorado, a Luis Homero, Iván, el Flac, Edú, Abel, el Truck, Uri, Alonso, Rodman, Pelitos, Diego, Sandra, Rou, Ivis, Luis, Cacharpo, Carnita, Rol, Erika, Britney, Mele, Gaby, Luijmi, Balleschuecos, Lennart, Juanca, Héctor, Madri, Canela, Leal, Al Unser, Distrael, ya no sigo porque seguro voy a olvidar a alguno y no quiero, además de que no he contado a los diseñadores que también son una raza adorable.
Hoy juego para Récord, otro equipo, y como todos los que jugamos, quiero ser el mejor y creo estar en el mejor equipo.
Al equipo anterior lo respeto, pero agradezco mucho al que me acogió (que se recalque mucho la "a " del inicio porque no ha llegado a tanto la buena recepción). No creo en aquellos que no festejan los goles que le meten a su ex equipo, creo que la mejor forma de hacer honor a esos más de 12 años, es cada día ser mejor de lo que era allá y cada gol lo grito y lo grito fuerte.
Acá aprendo todos los días y no es fácil llenarle el ojo con trabajo a Gmz y a Edú, pero por lo menos cada vez que la cago recibo una palabra de aliento y no un "noooooooooo mameees".
Mi cabello ha crecido y mi tranquilidad también. Mi trabajo es más y mentiría si digo que no extraño. Me halaga que me digan que regrese (pero lo que me lleve), pero primero sale del clóset el personaje de la sinceridad editorial que yo vuelva a trabajar por allá.

Para los que dejé y para Iván que me trajo. Salud amigos todos.

05 abril, 2007

Cómo no te voy a jo...

Hoy lo voy a hacer. Hoy, aunque algunos de mis amigos se sientan (los inteligentes no lo harán [ya con esto evito reclamos, porque los que no quieran pasar por tontos no me reclamarán]) voy a cambiar... no, eso era y es de la D'Alessio, perdón fue un resbalón, no, lo que quería decir es que hoy voy a hablar de Pumas.
Y no tanto de los jugadores, que los hubo definitivamente zurrantes como Félix Cruz (corría como puñal) o Pablo Luna (es puñal) o Rafael Amador (con esa cara, si no es puñal que desperdicio de talento), más bien hablaré de los aficionados de Pumas, que son algo, por decirlo de una manera sutil, "especial".
No conozco uno que no se sienta robado cada vez que pierde su equipo, los árbitros, el poder económico del América (al que sí, efectivamente, antes de que surja el comentario de "claro este wey le ha de ir al pollo", sí le voy) y cualquier tipo de manifestación que consideran sobrenatural, es la responsable de sus derrotas, pero nunca lo son sus jugadores.
Es chistoso que cualquier cosa que pasa en la tierra la relacionan con el América. Si Chivas y Pachuca están en el Mundial de Clubes, su razonamiento es: pero ellos lo harán mejor que el "Güilo", y sí, América dio ternura de tan mal que lo hizo en Japón, pero todo lo piensan en azul y crema.
Antes de preguntar cómo quedaron los Pumas, se enteran de cómo le fue al América, y si perdió lo celebran más que una victoria suya. En cierto modo, y sólo como un simil no se me vayan a ofender y me vayan a ir a graffitear mi casa o me avienten al 'Nariz' para que me pegue, son águilas de clóset, todo lo ven con plumas y amarillo, son como los gays de clóset (y que me perdonen aquí ahora los gays) van al teibol y en vez de ver carne, se hacen ilusiones con el que cuida la puerta. ¡Concéntrense en lo suyo, cagajo! (como diría el insigne Tuca de cuyas preferencias, mejor no hablamos).
Son vaciados, no se los puedo negar, porque hay muchos que son Pumas porque en el examen de admisión a la UNAM se sacaron 4, es decir dos puntos más por encima del promedio (yo también me saqué lo mismo y entré a la Prepa 6) y se sintieron con la obligación moral de irle a los felinos. Es decir, que son como el Pichi en las películas cincuenteras que era el enemigo de Vitola, porque bailaba el mambo del Poli, o sea que con el número de cuenta les llegó el amor a la Máxima Casa de Estudios y todo lo que creen que de ella emana.
En mi caso, cuando llegué a la UNAM ya tenía 10 años viendo futbol y estaba definido futbolística y sexualmente (puras mujeres, reitero, muy aburrido que salí, ni hablar), pero no critico a los que cuando entraron se volvieron pumas y/o vieron en el gimnasio que era factible eso de los nenes con los nenes.
Aclaro que irle a Pumas y ser universitario no es lo mismo ni remotamente, algunos fuimos a la UNAM a estudiar (o jugar ping pong o frontón o cáscara), no a raptar camiones, atracar vinatas ni a creernos barras argentinos. Vamos marcando diferencias y que "Vive la diference".
Ahora, los Pumas (del futbol) tienen la difícil tarea de llevar el apellido de la UNAM, pero ni siquiera los más radicales me dejarán mentir si digo que los gángsters que dirigen el patronato que lleva el equipo, son todo menos un ejemplo de lo que es la Universidad, muchos jugadores sí lo han sido, tampoco me voy a hacer wey.
Hay muchos otros que ejercen su derecho a querer a la UNAM sin haber pisado más allá del metro Universidad y el estadio. De esos, creo que están perfectamente instalados en poder querer lo que se les dé la gana, son como los que me salen con que le van a los Irlandeses Peleadores de Notre Dame y lo único irlandés que conocen es un café flameado. Es su gusto y se les respeta.
Hay otros, que alegan que los Pumas reúnen a una masa estudiada, leida y escrebeida, harto culta y "a vanguard", y sí, hay una minoría (a la que pertenecen todos mis amigos pumas, no se enojen 'inga, esto no es para ustedes) que es gente de bien, pero díganme si lo mismo se puede aplicar al otro 90 por ciento de los entes que brincotean en CU cada 15 días.
Lo malo es que ahí, y el buen Uri no me dejará mentir porque lo vimos en un juego de Pumas-Toluca, hasta los que parece que no comen con las manos se contagian y se radicalizan al grado que querer llegar gustosos al terreno de los mamporros, nada más porque quieren que todos estén parados en el estadio los 90 minutos. ¡Mucha tolerancia, no hay eh!
Ya sé, me van a decir que los de América son todos los microbuseros y polleros del país, que la Monumental no es Harvard, es más no le llega ni al Herman Holleritt y les doy la razón, son eso y más, y por mí que un día un tornado se lleve la cabecera norte del Azteca y se los lleve a Kansas junto con Dorothy y su perro. Ya lo he dicho, le voy al América, pero si gana o si pierde me es como el ombligo, y si escribo esto, es porque en realidad los pumas son aparte, muy distintos a todos, y porque se me antojó, ¿qué, no puedo?
En descargo diré que no hay fan más orgulloso de su equipo que los felinos, no hay equipo que jale más mujeres (allá háganle la lectura que quieran a esto, pero las mismas que decían cada domingo "para qué ves el fut si siempre pierden" o que sólo se pambolizaban en los mundiales, son las mismas que luego salen con sangre azul y oro de "nacimiento"), tampoco hay un uniforme más representativo, ni un jugador más grande que Hugo, y salió de ahí. Lo acepto, lo reconozco y lo alabo, pero, ¿a poco no llega un momento en que ustedes mismos se voltean a ver cuando levantan el puño y se ven cantando junto a un doctor en medicina nuclear de esos que abundan en La Rebel, el himno de los Pumas y se dicen, creo que ya exageré?
También diré que, como en todo, hay Pumas moderados y sensatos, pero al último vivo se le vio con el Yeti en el Changabang hace como 20 años.
Bueno, igual y yo no siento nada así por ningún equipo de futbol, más que por los Chargers y esos son de tocho... seguro el que está mal soy yo... es más ni yo ni ustedes... sólo somos distintos.