29 abril, 2009

Ladies night

Tengo varios amigos, algunos con los que comparto muchas ideas y coincido en ciertos gustos, que me reclamaban el nunca haber visto la película Jerry Maguire, a lo que siempre contesté que tengo un prejuicio insalvable contra todo aquel pedazo de celulosa, ahora archivo digital que contenga, lo que algunos mal llaman, actuación de Tom Cruise.

Mi repulsión por este cientólogo venido a celebridad no tiene otro origen que su nula, pésima y sobrevalorada calidad histriónica, amén de su personalidad de bachelor universitario, perdona vidas y claramente reprimido gay de clóset, que siente que no lo merece el piso por el que camina, pero que transmite la vibra de un ente lleno de complejos.

En suma, el tipillo me parece vomitivo, pero ante tanta insistencia de mis compinches, pero de manera casual ya que se me atravesó por enfrente al estar practicando el edificante deporte del zapping, la mentada película que el buen Inphi tiene como manual de vida, dvd de cabecera y compendio de frases célebres.

El escenario no podía ser más adecuado para librarme de toda teleraña que me impidiera captar las bondades de la movie. Estaba en Tepoztlán, lejos de la influenza y la psicosis colectiva (que saca lo peor de mucha gente que ya pelea su lugar en el cadena alimenticia tratando, no sólo de salvarse por encima de todo, sino también de hundir a algunos en el camino, para que cuando sólo queden olotes ellos sean de los pocos burros todavía en pie), en fin estaba desestresado, recostado con la familia dormida a mi lado, por ahí de las 9 de la noche y con el frasco de la tolerancia lleno a tope, luego de haber comido en Los Colorines y nadado en la alberca hasta tener las manos arrugadas como las tepalcuanas de Madonna.

En total relax recibí como si fuera El Padrino o Pulp Fiction, es decir con avidez de ver algo bueno, la primera escena de la película que ya estaba empezada y cuál sería mi decepción que veo al sobre actuado chaparro correr tras Reneé Zellweger para pedirle matrimonio, y la Bridget Jones (que por aquella época estaba totalmente en sus jugos y muy apetecible) acepta. Lo malo no es el tema, es la poca credibilidad del actorcete. Me dije, no seas severo, no lo puedes acabar luego de dos minutos, sigamos viendo.

Corte a boda en el jardín y el negrito, Cuba Gooding, por quien no tengo ningún tipo de rencor, se atreve a cantar sacrílegamente acompañado por el clásico mariachi de ecuatorianos avecindados en Los Ángeles, el himno del soul What's going on del gran maestro Marvin Gaye. Sobra decir que Cuba no canta ni bien ni mal, sólo no canta, por lo que tal osadía me pareció como si Schwarzeneger interpretará el Himno Nacional Mexicano acompañado por Julio Preciado, Coque Muñiz y la Tesorito a ritmo de hip hop. No se vale, mi parte más agria pidió inmediatamente al pulgar movernos al Atlas-Toluca, pero aún así me quedé casi con unos palillos en los ojos y una bolsa antimareos, por cualquier contingencia provocada por ingerir productos en estado de descomposición.

Más tarde, ¡oh sorpresa! escenas bien logradas de acción en un emparrillado me llaman la atención, y más, aunque no le voy a Dallas, sino que me provoca algo similar que Cruise en cuanto a simpatía, veo a Troy Aikman, Deion Sanders y otras leyendas, alternando con el personaje de Cuba que resulta ser un receptor de los Amievas de Arizona. Lo malo es que sigue saliendo Cruise con su cara y actuación tipo Ricky Martín en los Muñecos de papel siempre con el mismo gesto y actitud que son tan naturales como las chichis de Sabrina.

Me vienen a la mente los comentarios de Bri que también se persigna todas las noches y pronuncia un "show me the money" antes de dormir, pero aguanto vara. Tambien se forma en mi cabeza un flashback de cuando los Cardenales derrotaron a los Vaqueros en playoffs con Jake Plummer como quarterback, y me emocionan las jugadas de la última desesperada serie ofensiva de los pájaros rojos de mi estimado "Andrés cabecita de algodón" y hasta pienso, ahorita lo tengo cerca, porque ya vive en Cuernavaca.

Pero poco me duró el gusto porque viene una escena donde Gooding anota el TD de la victoria , que en este caso le da a los Cards el pase a postemporada y cae de cabeza, queda inconsciente. inmóvil y todos temen lo peor, y cuando parece que el melodrama toma forma, inverosímilmente el negro abre los ojos se para y festeja como Prime Time y como todos los jugadores de la NFL juntos, da 20 giros en el aire. ¡Por favor! Aunque haya fingido y se hubiera querido pasar de chistoso, no hay manera de que se le permita a un jugador de la NFL siquiera ponerse en pie, luego de que se le "apagó la tele", tuvo un golpe en el cuello o cabeza y mucho menos todas esas cosas juntas. Además el asunto como guión, carece de gracia y Cuba carece de biz cómica para interpretarlo.

El colmo fue la escena que sigue donde el intento de actor, ex esposo de Nicole Kidman, corre a salvar su matrimonio y enmedio de 36 viejas que echaban café y compartían sus amarguras por los hombres, entra a su casa y con un discurso de tres minutos, que envidiaría Eduardo Santamarina en una telenovela de Juan Osorio, le dice a Reneé que no puede vivir sin ella y todas las féminas reunidas en la sala de la casita clasemediera, chillan como marranos ante tanta sensibilidad emanada de un cuerpecito que apenas levanta el 1.60 de estatura.

En seguida, escena de prensa con final chapucero entre el competidor de Maguire y su representado, ok. Más tarde secuencia de Cuba siendo entrevistado por Glenn Frey, ¡de The Eagles!, donde, otra vez sobre actuado, el jugador se entera de que su magnífico agente le consiguió 11.2 MDD de contrato. Mmmmm, al menos ya terminó.

Lo mejor de todo fue que al final todo tiene una explicación lógica: VH1 transmite el bodrio en un segmento semanal llamado, Ladies Night, ahora todo tiene sentido, una película que es catalogada como para "viejas" o hecha para viejas, no podía ser de otra manera, y no es por misoginia, sino que los productos dirigidos a un cierto segmento siempre terminan por ser maniqueos y con mensajes sesgados y poco afortunados.

Posiblemente 40 minutos no sean suficientes para juzgar una obra, pero prometo que la próxima vez que vaya a Tepoztlán y estemos al borde de una pandemia y que el Ladies Night transmita Jerry Maguire la veré desde el principio para emitir un juicio más justo, mientras, con su permiso, mantendré mi prejuicio insalvable contra este filme y todo lo que huela a Cruise.