02 junio, 2009

El más joven






A mis 39 años llegar un lugar donde hay 8 mil personas y ser uno de los cuatro más jóvenes, sólo me puede pasar en un torneo mundial de cachibol, en una mega clase de acuarobics para romper un récord Guiness o en un concierto de Raphael.

El slogan de la tocada: "50 años", parecía más un requisito mínimo de edad para poder accesar al Auditorio, que un recordatorio del aniversario del Divo cantando entre nosotros.

Desde que empezamos a subir los escalones rumbo a la puerta comenzamos a notar que como que no encajábamos. El "Palomo", así le pusimos Cyn, Iliana, Simón y yo, un señor moreno casi chocolate, vestido con un traje blanco de lino, impecable, con zapato a juego y camisa negra con corbata en el mismo color, nos hizo recordar que estábamos en un gran evento, una gala.

Las señoras con falsas pieles que rodeaban su cuello, zapato cansado de tacón cubano y ropas cuyos mejores días estuvieron antes de los 80's, nos veían como bichos raros y eso que no íbamos de camiseta y tenis, pero obvio, no íbamos tratando de lucir a todo como los demás.

Una vez ubicados en la zona llamada palcos, que no son otra cosa que los brazos que rodean los boletos caros del auditorio, cada silla de ruedas, andadera y bastón que se acomodaban en los asientos subían dramáticamente el promedio de edad de los asistentes.

De pronto a cinco lugares a mi derecha pude ver a mi tío Raúl, con su cabello negro-negro-negro más azabache que el de Mónica Belluci, largo cubriéndole las orejas, lacio-lacio-lacio. Su rostro con marcadas arrugas pero que no representa sus 81 añitos. Estaba contento como un niño y le gritó al Divo: "Me alegro mucho de volver a verte", a lo que Raphael respondió agitando la mano derecha por encima del cabello teñido de rubio caoba y con su sonrisa de un millón de euros.

Las luces se semiapagaron y el "Ruiseñor de Linares" caminó como sólo una primera figura de los escenarios lo puede hacer, igual que cuando tenía 13 años que hizo casting para un concurso de canto, donde anduvo sobre la tarima del teatro al oír su nombre por parte del jurado que lo invitaba a mostrarles su talento. Hace 50 años apenas, llegó al centro de la sala, le dijeron "eso es todo, puede retirarse". Raphael se echó a llorar porque ni siquiera lo habían dejado cantar y lo habían bajado del escenario. Preguntó por qué lo eliminaban así y uno de los jurados le dijo algo así como: "con sólo verlo entrar al escenario me bastó, no necesito oirlo para saber que es una estrella".

Así, 50 años después, llenándolo todo, llegó al centro de la tarima del Auditorio Nacional y antes de cantar se inclinó al público y sin haber dicho una sola palabra se llevó la primera de varias ovaciones de pie que le prodigamos, por el simple hecho de verlo caminar.

Mis vecinas de la fila de enfrente, madre e hija, ambas redondas y adiposas, de esas señoras cuyos brazos nunca llegan a ponerse a la altura del tronco, porque descansan suavemente en la gordura de las lonjas que le sobran a los costados de sus poseedoras, vestidas con blusas similares a ropones desgastados de bautizo, lloraban sin parar canción tras canción y sacaban, una abajo de la manga izquierda de su blusa y la otra de la bolsa de su pants, un rollo aplastado de papel de baño para limpiar de su nariz la viscosa muestra de su conmoción por el gran español.

Para situarnos en la época de una manera salvaje pudimos reconocer entre el público a Dorle, la viuda alemana de Raúl Velasco, mismo oscuro personaje que decía quién cantaba y quién no cantaba en México. Eso sí, ni Dorle nos despertó un prejuicio sobre el Divo, al contrario.

Sobra decir que Raphael nos encanta. Horas y horas habíamos invertido los cuatro, en torno a botellas de tinto y cerveza, escuchando sus canciones, por lo que verlo por primera vez en cinco décadas nos tenía embobados, sobre todo cuando de una patada rompió el espejo al que le cantaba y luego cuando abandonó el micro para entonar a puro pulmón y todos escúchabamos perfecto "Digan lo que digan, los demás".

Algunos piensan que el Divo es mixto, y si no lo es qué desperdicio de pluma, pero es una delicia escucharlo cantar "¿Qué sabe nadie? Lo que me gusta o no me gusta en el amor". Ahí sientes que estás ante algo parecido a Edith Piaf o Liberace.

Lo pensaba antes de deleitarme ese sábado y lo sostengo: yo cada vez creo menos en los géneros y más en el talento, donde quiera que esté y sin importar de qué música se trate.

Fueron 165 minutos exquisitos y al salir todos teníamos la misma edad, incluso la señora cuyo look nos hizo creer que era hermanita de Andy Warhol, pero ya a punto de cobrar su afore. Corrí para tratar de saludar a mi tío Raúl, pero lo perdí entre la multitud en la explanada, no lo veía desde el 30 de marzo del 2000 que murió de un infarto, pero me hizo la noche verlo tan contento, aplaude y aplaude.

13 comentarios:

Chanfle II dijo...

Híjole pinche Pip, te la volaste con tu post. Ese final...

"Bieras" avisado que ibas a ver a Raphael, me hubiera fascinado verlo en vivo.

in phidelio dijo...

Empiezo por el final: vaya final. Me conmoviste.

Y sobre el Divo de Linares, ¿qué puedo decir? Seré muy Depeche, muy floydiano, muy The Cure o Joy, muy acidito en otros gustos musicales, pero he de confesar que cuando yo tenía 3 años (1981) mis padres me grabaron en un viejo KCT cantando: "Como yo te amo".

Si la memoria, que es muy mala en mi caso, no falla tanto, recuerdo el: "Yooooo... te amo en la distancia y en el tiempo, yo, te amo eniiiii sin aaaaa, yooooo, te amo de una forma sobrehumana, yoooooo!".

Anónimo dijo...

El tío Raúl, el que cuando me veia solía decirme: "descuidate, mi amor", le robó cámara al Divo en tu corazón aquella noche y ahora, una vez más, en tu texto. cyncyn.

Miranda Hooker dijo...

Coincido contigo: los géneros sobran cuando el talento habla por sí mismo. Como tu blog.

Excelente post. Para releerse!

alex B dijo...

http://www.gulfnews.com/gntv/videos/10320688.html

Hay de culeradas a culeradas en este mundo :) no se cual es peor.

Anónimo dijo...

http://video.atei.es/development/index.php?option=com_videos&task=detail&id=1465
Josean, una probadita del divo con el maestro.

David el Terrible dijo...

Con estos posts estoy en todo el derecho de reclamarte que abandones tu blog como lo haces a menudo.

Anónimo dijo...

Martincillo!!!! tenìa mucho d no leerte, y no lo vuelvo a hacer... no abandones tu blog. Te mando un abrzo, deseando todo vaya super!

Anónimo dijo...

He leìdo 2 post de la liga donde prometes q si escribes (korova,o algo asì)y lo valiò...valiò animarme a dar click pa ver si era verdad.
Leì las 2 ultimas entradas... q bonito espacio pa despejar la mente en horas d oficina.
que bien se siente estarte riendo con tu computadora (del post del gol), en una oficina donde todos parecemos computadoras.
pasarè màs seguido por el korova. saludos y q venga un hermoso año 2010!!!
abrazos martincillo!!

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Unknown dijo...

PEPETOOOOOONO, siempre es un placer platicar contigo y ahora gracias al señor amieva descubro que también puedo leerte, no manches, a mí no me gusta raphael pero tu texto está genial, me hiciste recordar, todos tenemos un “Tío Raúl” que algún vicio, manía o placer nos heredó... oficialmente, soy tu fans.